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sábado, 23 de julio de 2011


 El perro y el bebé, consejos prácticos.

 Bueno, como algunos de vosotros sabéis, fui papá de un precioso bebé en enero de este año, sólo 15 días después de llegar a casa Jacko me enteré del embarazo, así que inmediatamente tuve que poner manos a la obra, con el adiestramiento de Jacko. He tenido perros toda mi vida y se cómo se las gastan, por norma, no son malos, y menos los labradores, a los cuales les encantan los niños, pero si que son muy brutos, y esto puede suponer algún problema con algo tan delicado en casa como una embarazada o un bebé recién nacido. No soy ningún experto en la materia pero si que he tenido que lidiar con dos “bichos” en casa y leer mucho al respecto, y antes de “copiar y pegar” cualquier artículo genérico de los que todos podemos buscar por Internet, prefiero haceros este manual de consejos prácticos, que unido a la teoría de la que en su día me empapé, espero que os ayude a los que tenéis ya un bebé o niño pequeño en casa o estáis en “estado de buena esperanza”

Empezaré con el caso más común, el perro ya está en vuestra casa, con sus costumbres, su vida hecha a vuestro lado, y es el bebé quien está a punto de llegar.

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Antes de la llegada del bebé:

El perro está en nuestra casa y tiene unas costumbres inculcadas por nosotros, unos horarios de paseos, salidas y comidas, unas zonas donde puede y no puede entrar, un sitio de juegos, es decir, una rutina. Esa rutina debe ser mínimamente modificada a la llegada del bebé, no olvidemos que el perro es un animal de costumbres (como nosotros) y todo cambio que se haga en su rutina debe ser minimizado o aplicado con tiempo, nunca de la noche a la mañana. Estas rutinas deberán ser adaptadas a la convivencia del bebé en casa, por lo que cuanto antes las apliquemos mejor.

Puede que haya costumbres que puedan ser peligrosas durante el embarazo o conviviendo con un bebé recién nacido, por ejemplo, que el perro juegue bruscamente o saltando, por ello, debemos imponer unas normas ESTRICTAS.

Aunque a veces humanizamos a los perros y los convertimos en “nuestros bebés”, eso debe acabar desde el mismo momento en el que nos enteramos del embarazo, un perro consentido, es un perro peligroso con un bebé o embarazada en casa… ¿por qué?, bueno, un perro que deambula por la casa como si fuese suya, que no tiene su sitio asignado para dormir, comer, tumbarse, o que no respeta jerarquías, es un perro que acepta menos la autoridad de sus dueños y por tanto tenderá a ser más celoso cuando el bebé esté en casa y los celos es algo que debemos evitar a toda costa. Por tanto, lo primero y más importante, es que el perro acepte la jerarquía. En “una familia tipo” el padre es el macho alfa, la madre la hembra alfa y el perro debe acatar a pies juntillas esta jerarquía, ambos deben estar por encima del perro, si no, puede pasar que el perro trate a la futura mamá como uno más de sus juguetes, y sabiendo lo brutos que son, sufrir algún accidente causado por un golpe involuntario del perro. Por tanto, lo más importante es una obediencia básica, para esto pasaros por el post del manual de adiestramiento básico y aplicad las técnicas (fue el mismo manual que utilicé yo en los primeros meses de estar Jacko en casa, y me ha dado muy buenos resultados).

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Quizá es lo más difícil de conseguir, pero es lo más importante, el respeto a la estructura jerárquica de nuestra familia y la obediencia, sólo con esto, tenemos hecho más del 50% del trabajo.
El perro (y el niño) deben tener su espacio, esto implica puntos tan básicos como que el perro siempre debe dormir y comer en su sitio asignado, y no variarlo, se deben eliminar malas costumbres como jugar en zonas de descanso, por ejemplo, el salón de nuestra casa, ya que esto puede causar algún accidente involuntario por parte del perro, imaginad que la embarazada está tumbada en el sofá descansando y el perro salta sobre ella en busca de juego, o por algún “siroco”, por tanto, desde YA, nada de juego dentro de casa, exceptuando sitios abiertos como terrazas, patios o jardines. Deja con tranquilidad que el perro huela la barriga de la embarazada, que la palpe, que se tumbe en ella, que escuche los latidos del bebé... probablemente no entenderá tu cambio, pero sabrá que hay un cambio y por ahora eso es más que suficiente.

La mayoría de los etólogos, aconsejan que el perro no entre en la habitación donde dormirá el bebé, es la misma filosofía que el punto anterior, el perro debe tener su espacio, igual que el bebé, y la habitación del bebé es SUYA. Algun@s, podéis tener acostumbrado al perro a dormir dentro de vuestra habitación, mi consejo es que si tenéis tiempo, le asignéis otro sitio para dormir, si no es posible no pasará nada siempre que nos cuidemos de no dejar al bebé y al perro a solas, pero lo ideal es impedir su entrada, ya que los juguetes del bebé y su ropita estarán esparcidos por toda la habitación y llamará la atención del perro (son elementos nuevos que no estaban antes de la llegada del bebé), y tenderá a “robarlos”, además de que la habitación se llenará de pelos, babas, o porquería que el perro traerá de la calle entre sus patas, y el sistema inmunitario de un bebé en sus primeros meses de vida no está desarrollado.

El perro aprende todo por asociación, por tanto, se deben evitar asociaciones negativas como ser echado de la habitación (por eso es conveniente que ni entre en ella, para evitar el acto negativo de echarlo fuera), se debe evitar además reducir el tiempo de juego, de paseos, de apartarlo de zonas donde tenía como norma poder estar, es conveniente que todo cambio esté asimilado al menos un mes antes de la llegada del bebé a casa.

Cuando el niño tenga unos meses, jugará con el perro, lo agarrará fuerte, le dará pellizcos, le tirará de las orejotas y del rabo, por eso, podéis ir acostumbrando al perro a este tipo de juego, y así evitar una mala reacción por parte del perro. Proporcionadle juegos bruscos, tirándole del rabo, de las orejas, pellizcándolo, en plan de broma, que el perro entienda que es sólo un juego y evitad una reacción brusca por su parte, por ejemplo, que se retuerza con fuerza, se levante, salta o muerda (aunque sean mordisquitos).

¡El bebé ya está en casa!

Ha llegado ese maravilloso momento, ya tenemos a nuestro bebé en casa!!!


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La presentación perro/bebé lleva semanas y distintas fases:

Cuando la mami y el bebé estén en el hospital, el papi o un familiar puede traer ropita o pañales usados para que el perro se haga a su olor, a veces esto no es posible porque esos días son un caos y no hay tiempo ni de sacar al perro a su paseo diario (a mi me pasó), por lo que es mucho más importante la segunda fase de la presentación, que será a la llegada de la mami a casa junto al bebé. Se debe evitar que el perro esté suelto en la casa a su llegada, ya que puede que lleve unos días solo, saliendo poco, y echándoos de menos, y su bienvenida sería demasiado efusiva, por tanto, encerrad al perro a vuestra llegada del hospital, acomodaos en casa, es posible que el perro os escuche y además escuche llorar al bebé y se ponga aún más nervioso, por tanto, cuando esté más calmado, que el papi o un familiar entre en su lugar de reclusión, lo salude y lo tranquilice.

Para la primera presentación, la mami debe portar al bebé de pie en una zona común, por ejemplo, el salón de casa y cuando el perro esté relajado, debemos atarlo con la correa y llevarlo frente a la mami y el bebé, evitando cualquier salto, y permitiéndole que huela tanto a la mami como al bebé, evitando el contacto y lamidos, sólo debe haber contacto visual y olfativo. Cuando acostemos al bebé en su cuna, la mami debe saludar al perro, aquí ya si es conveniente que haya contacto normal, y se debe devolver la rutina del perro lo antes posible en cuestión de paseos o contacto con nosotros siempre que el bebé no esté.

En las primeras semanas, debemos dar al perro ropa del bebé y pañales para que se acostumbre olfativamente a su presencia. El contacto visual con el bebé se debe minimizar, el perro además escuchará sus llantos y se acostumbrará a ellos pasadas un par de semanas a lo sumo. En las primeras 2/3 semanas el contacto visual debe ser mínimo y siempre llevando al bebé en brazos del papi o mami (evitarlo cuando vengan visitas, el perro debe darse cuenta que sois VOSOTROS los que protegéis al bebé y no permitís que nadie se acerque a él sin vuestra supervisión).

Además, sigue estos consejos:

-Enséñale la diferencia entre sus juguetes y los del bebé.
-SE PACIENTE y COMPRENSIVO con tu perro, si ya es caótica la llegada del bebé para los papis, imaginad lo que supone para un perro.
-Nunca dejes al perro solo con el bebé, en las primeras semanas/meses, ambos no han aceptado la presencia del otro, el bebé llorará por cualquier movimiento brusco del perro, el perro ladrará por un lloro del bebé o viceversa.
-Evita los celos del perro hacia el bebé, asocia cosas positivas a la presencia del bebé y nunca al contrario, háblale de forma tranquila y directa y nunca riñéndole y gritándole, utiliza sólo lo negativo (reñir y gritar) cuando se produzca algún evento negativo, por ejemplo, que el perro robe algún juguete del bebé o lo lama sin tu consentimiento.


Cuando el bebé cumpla su primer mes, más o menos, saldrá más de su habitación y empezarán sus paseos con el carrito por la calle, haz que el perro asocie el perro y el bebé a algo positivo, como son los paseos, siempre que podáis, sacad al perro y al bebé juntos, esto les hará a ambos tener una conexión de un estímulo positivo, como es salir a la calle y pasear. Con estas semanas, el bebé ya estará más tiempo con nosotros en el salón, en su “gandulita”, minicuna o moisés, nunca impidáis la entrada al salón del perro cuando esté el bebé, el perro debe notar nuestra protección “extrema” hacia el bebé, pero no impedirle el paso a una zona común. Es muy normal que al perro le llame mucho la atención el bebé y su entorno, olisqueará todo lo relativo al bebé, y no se le debe impedir, se debe seguir evitando el contacto físico, pero nunca el olfativo y audiovisual.

Para realizar el primer contacto físico entre el bebé y el perro no se debe tener prisa, y es conveniente hacerlo pasados los 3 meses de vida del bebé, cuando su sistema inmunitario esté más desarrollado, hasta entonces es imprescindible que el perro se acostumbre a la presencia del bebé, es normal que intente lamerlo y tocarlo, hasta que no lo haga, el perro no perderá esa curiosidad, pero debe respetar que se lo impidáis, nunca gruñir por impedirlo, y evitar ladridos y movimientos bruscos (ansiedad).

Cuando el perro esté acostumbrado a la presencia del bebé, notaréis como no se pone nervioso, e incluso se muestra relajado y protector (vamos por buen camino!!!!)

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Según como hayamos aplicado las reglas anteriores, este momento llegará antes o después, no hay norma en este sentido, al igual que en la presentación con contacto físico, pero es muy importante que antes de hacer la presentación con contacto, el perro se muestre sumiso con el bebé, en este estado, podemos relajarnos, ya que el perro ha normalizado la presencia de nuestro bebé, y asume y acata su estatus jerárquico por encima del suyo, podremos ir a la cocina o al baño, sin peligro a dejarlos solos (recordad que cada uno conoce a su propio perro y su bebé y debe estudiar la conveniencia o no de dejarlos durante un corto periodo de tiempo sin supervisión, nunca dejar al perro y bebé a solas durante, digamos, más de 10 minutos).

El día que ya esté todo calmado y normalizado podremos hacer la primera toma de contacto, para ello, el perro debe estar tranquilo y sumiso y el bebé con buen humor (como es lógico no lo haremos en un momento en el que el bebé tenga sueño, hambre o esté llorando). 

Este contacto no tiene porqué ser diario, ni siquiera semanal, la mayoría de las veces, el contacto lo pedirá el bebé y el perro, se tocarán siempre que quieran, el perro lamerá al bebé cuando le apetezca, igualmente el bebé tocará al perro cuando le plazca, a veces, un cruce de miradas entre ambos es suficiente para que este contacto entre ambos se normalice y empiece a ser imprescindible la presencia de uno para el otro.

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Cuando el bebé se mueva por sí mismo, y comience a dar sus primeros pasos, se debe evitar que el perro le impida el paso, que se aparte a su paso, que no haga movimientos bruscos en su presencia, para evitar tirarlo al suelo.

Consejos veterinarios:

Después de consultar con mi veterinario de cabecera, leer mucho al respecto y consultarlo además con tres ginecólogos y dos pediatras, puedo aseguraros que la presencia de un perro en casa junto a un recién nacido no es peligroso si se cumplen unas mínimas reglas de higiene:

-Los perros NO transmiten la toxoplasmosis a las embarazadas. Con gatos si hay que tener la precaución de no cambiar su arena, ya que el parásito puede encontrarse en sus heces, incluso en un gato que no salga de casa, el riesgo es mínimo.
-Con y sin presencia del bebé, pero si cabe más importante con el bebé en casa o una embarazada, seguir a rajatabla el plan de vacunación del perro y su desparasitación interna cada 3 meses o menos, sobre todo si el perro anda comiendo porquerías o cacas del suelo, ya que tiene más riesgo de infectarse de parásitos internos. Es conveniente eliminar esta mala costumbre en el perro, sobre todo en los primeros meses de vida del cachorro.
-Además aplicar desparasitación externa exhaustiva con collares antiparasitarios y/o pipetas de primeras marcas.
-Enjuague bucal para perros que además de evitar el mal aliento y disminuir la placa bacteriana, proporciona una acción antiséptica, eliminando gérmenes de la boca del perro, gracias a la Clorhexidina, un ejemplo de estos productos es el Aquedent de Virbac.
-Lavar al perro cada 3 o 4 semanas e impedir el contacto del bebé con el perro si está sucio.

¡Espero haber servido de ayuda a las mamás y papás del foro! y ánimo que no es tan difícil como parece! recordad que tenemos los mejores perros del mundo! 


*Artículo escrito por Antonio (Personajes)