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viernes, 10 de junio de 2011

  Perros de asistencia

Dentro del grupo de perros de asistencia incluimos a los perros de cualquier raza que prestan sus servicios y ayudan a una persona con discapacidad física, sensorial o cognitiva.

Perros guía


ORÍGENES DEL PERRO GUÍA. 

A la hora de establecer los orígenes del adiestramiento del perro guía tenemos que remontarnos a 1827, en Austria, donde Leopold Chimani escribió un libro que incluía la historia de Joseph Resinguer, nacido en 1775, ciego desde los 17 años, que había adiestrado sus tres perros.

Johann Wilkelm Kleim, en Viena en 1819, escribió un libro para enseñar a los ciegos las técnicas de adiestramiento de los perros guía, perfeccionando las técnicas de Reisinger, hacía referencia a "...un arnés rígido y previamente adiestrado, con gran esmero, por una persona vidente". Este proyecto permaneció durante mucho tiempo en el olvido de la comunidad internacional.
    Fue casi cien años más tarde cuando comenzo el movimiento de perros guías, tal y como lo conocemos en la actualidad. El creciente número de soldados alemanes que resultaron ciegos durante la contienda en la Primera Guerra Mundial, inspiraron al Dr Gerhard Stalling a abrir en  1916 la primera escuela del mundo dedicada al adiestramiento de perros guías para ciegos.    En esta primer etapa de adiestramiento de los perros guías se utilizaba el  "pastor alemán", raza muy popular y que estaba dando excelentes resultados en todas las facetas de adiestramiento (rescates, patrullas, búsqueda etc...).
    El trabajo realizado en Alemania tenía muy poco eco internacionalmente hasta que diez años más tarde, en 1927, Dorothy Eutis, una ciudadana americana que trabajaba en Suiza como adiestradora de prestigio en la sección de perros de rescate de la Cruz Roja, oyó de la existencia de la escuela alemana. La Sra. Eutis y su marido George, eran criadores de perros, su criadero <Fortunata Fields> estaba en Vevey, Suiza. La Sra. Eustis visitó el centro de adiestramiento Alemán para estudiar sus técnicas y escribió un artículo sobre los perros guía, las escuelas de adiestramiento en Alemania, y sobre la importancia del perro guía en este país.

    El artículo cautivo a Morris Frank, un joven americano ciego. El Sr, Frank escribió a la Sra. Eustis,  proponiéndole que adiestrara un perro para él. La Sra. Esutis aceptó el reto bajo al condición de que el joven Morris se desplazase a Suiza para participar en el adiestramiento.    
En 1928 Morris viajó a Fortunata Fields a recoger el perro que los instructores Jack Humphrey y George Eutis habían adiestrado para él. Durante el adiestramiento, Morris y Dorothy decidieron abrir una escuela en EEUU, donde bajo el mismo techo se albergaba la administración, el adiestramiento y la residencia de las personas ciegas.

HISTORIA DEL PERRO GUÍA EN ESPAÑA

   Los primeros perros guía, reconocidos, en España llegaron en 1963 y provenían de la escuela de Rochester, en Detroit. La Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE) y la Asociación Club de Leones (fundadora de la escuela Leader Dogs), llegaron a un acuerdo para que los españoles pudieran obtener los perros en EEUU (116 desde 1991 a 1995). 

El primer centro de adiestramiento de perros guías en España fue la  Escuela de Perros-Guía para ciegos General Óptica, de Sant Joan (Mallorca) fundada en 1972 por el Sr. Picornell, El número de estudiantes por clase era de tres. Esta escuela entregó alrededor de 150 perros y cerró sus puertas, de forma oficial, en 1987.
En 1991, la Fundación ONCE del Perro Guía  inició su producción.
La razas más utilizadas como perros guías en la actualidad son: 

  1. El cruce entre Labrador y Golden, que esta dando excelentes resultados en la actualidad (44%).
  2. El Labrador Retriever (30%)
  3. El Golden Retriever (14%)
  4. El Pastor Alemán (5%)
  5. En menor número se utilizan o han utilizado Border Collie, Flat Coated R., Curly Coated R., Leonberger, Pastor Belga, Boxer, Collie Rough, Caniche gigante, Rodesian, perros mestizos, etc.
En la selección de la raza se tiene muy en consideración la salud de los progenitores, la ausencia de taras genéticas el temperamento, la talla, el pelaje, adaptabilidad, grado de dominancia, concentración, motivación, grado de agresividad son algunas de las características temperamentales esenciales en el perro guía. 

FASES DE ADIESTRAMIENTO


    En el adiestramiento del perro guía, aun siendo un proceso continuo de aprendizaje, podemos diferenciar tres etapas.
    Etapa en la familia, fase de habituación. Desde las seis/siete semanas al año de edad.
 Abarca los periodos críticos en el desarrollo del cachorro. El perro se habitúa a las situaciones, objetos y sonidos comunes del hogar y alcanza un nivel de obediencia básica. Aprende a caminar de la correa, en el lado izquierdo, y sin excesiva tensión. Aprende a ser limpio en la casa, a no ser destructivo, se le introduce en los transportes públicos, etc.
Se integra en la manada.
    Etapa en el centro de adiestramiento, fase de adiestramiento específico. Desde el año de edad al año y medio o dos años.
Se progresa desde la obediencia básica al adiestramiento específico (línea recta, bordillos, obstáculos, etc). Inicialmente se moldea la respuesta deseada y progresivamente se le pasa más y más responsabilidad al perro, se aplica el condicionamiento instrumental y se expone al perro a situaciones cada vez más difícilies, que ha de resolver. Al final de esta etapa el adiestrador trabaja con un antifaz, en distintos entornos para comprobar la capacidad del perro para asumir la responsabilidad de guía.
    Etapa con el usuario, fase de acoplamiento. A partir del año y medio o dos años de edad.
Se selecciona el perro adecuado para las necesidades de la persona ciega. La persona ciega seleccionada atiende un curso de tres semanas de duración en el centro de adiestramiento donde aprende a cuidar y manejar al perro guía. Posteriormente se continua el curso en el lugar de residencia de la persona ciega y se trabajan las rutas y necesidades específicas, con el nuevo perro guía.
Esta es  sin duda una de las fases más complejas y de ella depende, en gran medida, el éxito del proceso de adiestramiento.


LAS FAMILIAS VOLUNTARIAS CON CAHORROS. LOS EDUCADORES.


 El adiestramiento del perro guía solo es posible gracias a la labor altruista y desinteresada de las familias que se ocupan de habituar/familiarizar a los cachorros a todas las situaciones de la vida diaria en el hogar. Las familias seleccionadas se hacen cargo del cachorro cuando éste tiene 6 semanas de edad y le enseñan a aceptar las reglas básicas de convivencia. El cachorro vuelve al centro de adiestramiento cuando cumple el año (por termino medio, existen variaciones en función de la raza y necesidades específicas de cada individuo) donde se comienza el adiestramiento.
Con la familia el perro aprende a ser limpio en la casa, a aceptar el ser manejado, cepillado, a caminar en el lado izquierdo sin tirar de la correa, a no subirse  a los muebles, o ser destructivo, comienza a realizar sus primeros ejercicios de obediencia, etc.
La mayor parte de las escuelas del mundo han adoptado y establecido un programa de cría propio y educadores lo que explica el relativamente bajo nivel de rechazos que se produce durante el adiestramiento. En los centros que no disponen de programa de cría  propio o programa de educadores los  pocentajes de perros rechazados se elevan hasta cerca de un 70%.


EL ARNÉS


    Es característico e identificativo de los perros guías y de cada una de las escuelas.
Consta de dos partes: 


 El cuerpo: de cuero que rodea el pecho del animal
 El asa: de metal. Se ajusta en distintas posiciones según centros de adiestramiento incluir foto, y según necesidades del usuario y/o perro.


 La mayor parte de las escuelas adiestran a sus perros para trabajar en el lado izquierdo de la persona ciega. En ocasiones se realizan adaptaciones para el lado derecho si la persona ciega ha sufrido la amputación del otro brazo. El perro se mantiene en el lado izquierdo de la persona ciega y camina paralelo. Cuando caminan, la persona se sitúa a la altura de los cuartos traseros del perro (posición de guía), esto da un tiempo de reacción de 2-3 segundos que permite a la persona ciega reaccionar ante cualquier cambio de dirección del perro o ante una parada repentina (bordillo, escalón, paso estrecho). Esto justifica el hecho de que el asa sea de metal y de distintas longitudes para permitir obtener la posición correcta.
El perro debe caminar en esa posición de guía y proporcionar una tensión suficiente para que la persona ciega pueda seguirla, sin llegar a ser fuerte dado que resultaría extremadamente incomoda y podría llegar a producir problemas/dolores de espalda e incluso deteriorar todos los aspectos de trabajo del perro guía (incremento de los niveles de estres e incremento de errores, dificultad de control, etc)
La persona ciega debe sujetar el asa con suavidad para poder realizar un seguimiento adecuado de los movimientos del perro, sentir los movimientos a derecha o izquierda y evitar el incrementar la tensión.
El arnés, de algún modo, restringe la posibilidad de movimientos del perro guía y es uno de los factores que determinan la dificultad en su adiestramiento. Durante el adiestramiento el perro aprende a aceptar a la persona que sujeta el arnés como una extensión de su propio cuerpo,  y dejar espacio suficiente a la hora de negociar obstáculos.

La movilidad con el perro guía

     
El perro guía es un instrumento de movilidad personal (intrasferible y monoplaza).
Una de las características de la movilidad con perro guía es que la persona ciega no tiene contacto físico con el entorno, se eliminan las referencias táctiles que puede obtener con el bastón (línea del edificio, farolas, etc) y ha de utilizar las referencias auditivas o cambios de superficie para poder determinar su situación en el entorno. Los únicos puntos de referencia y orientación, que se mantienen estables en el entorno, son el tráfico, los bordillos, los cambios de superficie, otros sonidos (tiendas, etc) u olores (panadería, kiosco, etc). Por esta razón se adiestra al perro guía siguiendo el principio de la línea recta, para facilitar la movilidad independiente y segura de la persona ciega.
Siguiendo este principio se enseña al perro guía a caminar en el centro del pavimento, manteniendo su concentración y una tensión suficiente para que pueda ser percibida por la persona ciega atraves del arnés. El perro deberá mantener dicha línea de desplazamiento hasta que el amo decida un cambio de dirección (una vez alcanzado el bordillo, por lo general) o bien el entorno le impide continuar. El perro ha de continuar en línea recta y negociar cualquier obstáculo que pueda aparecer en su camino, desviándose a derecha o izquierda dejando suficiente espacio para su amo, y volviendo a recupera la línea de desplazamiento tan pronto como sea posible.

El perro guía aprende a parar en los bordillos donde esperará la orden de su amo para continuar o bien realizar un giro (derecha o izquierda). La persona ciega tiene la responsabilidad de decidir cuando se puede realizar el cruce de forma segura, para ello ha de escuchar atentamente el fluido del tráfico y dar la orden al perro en el momento en que no hay tráfico, en caso de duda el usuario deberá solicitar la ayuda de una persona vidente para garantizar la seguridad en el cruce. El perro no tiene capacidad para decidir cuando es el momento seguro para cruzar, dada la complejidad y gran volumen de tráfico en nuestros días, con vehículos cada vez más rápidos y sileciosos.
Otro modo de garantizar la seguridad en los cruces es la utilización de pasos elevados o subterráneos (aunque en ocasiones pueden entrañar problemas de orientación) y la utilización de cruces regulados por semáforos (una vez que se conoce la secuencia de los mismos).
Con demasiada frecuencia nos encontramos con personas que están convecidas de que es el perro guía quien decide cuando resulta seguro cruzar. Debemos dejar bien claro que esto no es así, el perro no está adiestrado para identificar el cambio en la señal luminosa para peatones (rojo/verde) ni tiene posibilidad de llegar a comprender la complejidad del tráfico en nuestros días, con tráfico muy rápido y silenciosos. No obstante durante el adiestramiento se trabaja  con el tráfico, en situaciones artificiales y controladas, para hacerle comprender al perro que un vehículo aproximándose significa peligro, en un principio el perro, por propio instinto de supervivencia, evitará aquellas situaciones que amenacen su vida, pero está respuesta no es fiable.
Pero no todo es un mundo de rosas con el perro guía, con frecuencia uno descubre la cantidad de perros que hay en la calle, la existencia de gatos y palomas en nuestras ciudades, la cantidad de basuras que hay en algunas aceras, la gran cantidad de olores en las esquinas que atraen al perro. El usuario necesita controlar estas distracciones para poder disfrutar de una movilidad fluida y relajada, de lo contrario el trabajo del perro se deteriorará con gran rapidez. Además el perro no es un robot al que se le aprieta un botón y te lleva al banco sin más complicaciones. El usuario ha de mantener el control de su desplazamiento en todo momento, dándole al perro las ordenes que procedan para llegar al destino establecido y corregir cualquier error que pueda cometer, si se salta un bordillo deberá pararlo y repetir la aproximación; si tropieza con una farola deberá corregir al perro e indicarle que debe dejar más espacio (el perro ha de aprender que su amo, al final del arnés, es una prolonagación de su propio cuerpo). Además la tenencia de un perro guía conlleva una serie de responsabilidades, atenciones, cuidados y gastos que ha de afrontar la persona ciega (cepillado, alimentación, ejercicio físico, veterinarios). Desde el momento en que se tiene un perro guía se necesitará aprender nuevas rutas, al veterinario para realizar los chequeos semestrales, al parque para el ejercicio, a un área donde el perro pueda hacer sus necesidades al tiempo que se necesitará mantener dicha área limpia.

Otro aspecto importante a considerar es la estrecha relación que se establece entre amo y perro, afectiva y de dependencia mutua diríamos. Ambos comparten 24 horas al día durante 8 o 9 años, esto crea unos fuertes lazos de unión que pueden  causar una profunda tristeza, ser una experiencia traumática, cuando llega la hora de retirar al perro, sufre una enfermedad o se muere ( en muchos casos la persona sufre más esta perdida que la de otros seres queridos), este es un aspecto que no siempre se valora o considera a la hora de solicitar un perro guía, y que podemos poner en la balanza de inconvenientes del perro guía.
Por lo general la movilidad con el perro guía resulta menos estresante para la persona ciega dado que se reduce el número de decisiones que ha de tomar. En los desplazamientos con el bastón la persona ciega ha de analizar y procesar la información que obtiene en cada uno de los movimientos del bastón y decidir si es seguro continuar o en que dirección debe desviarse para negociar el obstáculo y continuar el desplazamiento de forma segura. Con el perro guía la cantidad de información a procesar se reduce y el perro utiliza su iniciativa para resolver algunas de las situaciones más comunes (se mueve a derecha o izq dejando espacio suficiente para su amo en presencia de un obstáculo en el pavimento, continua en linea recta y se para al alcanzar un bordillo o escalón para indicárselo a su amo) reduciéndose de este modo el número de decisiones que debe tomar el amo y haciendo así el desplazamiento menos estresante, más relajado.
Es responsabilidad de la persona ciega el saber como se llega de un punto a otro y el tomar referencias del entorno en todo momento para conocer su posición y saber como continuar para alcanzar su objetivo en la ruta.


Fuentes: AEPA y aportaciones de LuzySombra.