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lunes, 27 de junio de 2011

Displasia, psicosis, obsesión, ¿Por qué?


  Hoy en día propietarios, así como criadores, amantes del mundo cinófilo, o simplemente curiosos del mundo canino, andamos muy afectados y preocupados por el tema de la Displasia.
Es cierto que los medios de comunicación e Internet nos ayudan en éste y otros temas de los que estemos interesados; al igual es cierto que no toda la información deseada se pone a nuestro alcance, o la que nos ofrecen sea realmente la necesitada.

 No podemos obviar ciertos detalles de la información obtenida, con el fin de evitar condicionantes que resulten poco controlables para nosotros o nuestros canes.
Deberemos en todo caso aferrarnos a informaciones que, a nuestro juicio sean más acertadas, mejor contrastadas y se ajusten a la realidad que vivimos nosotros mismos, y no a las que muchas veces nos cuentan o leemos en algún medio de comunicación o Internet.

Retomando el tema principal, la Displasia en nuestros perros, es muy aconsejable tener presente los Requisitos de la Federation Cynologique Internationales (FCI) para detección de la displasia de cadera, en especial el apartado a) de su primer punto:

  • “a)  La edad mínima para las radiografías oficiales de cadera es un (1) año para la mayoría de las razas de perros y 18 meses para las razas grandes y gigantes.”
Esta afirmación como todos pueden pensar no es un capricho de la FCI, más bien obedece a factores altamente importantes.
También es cierta la existencia de otros métodos para su detección muy discutibles por la edad de los ejemplares, su formación ósea no está completada.
Igual de cierto es en estos otros métodos someter un cachorro a anestesia general, ya que cualquier radiografía sin este requisito será incapaz de ofrecer un resultado óptimo o lo más próximo a la realidad.
El fin de la radiografía es la comprobación ocular de la estructura ósea, además de instrumento científico para realizar los cálculos y medidas pertinentes con el objeto de calificar en tal caso, el grado de displasia de un determinado ejemplar. A estas alturas podemos concretar varios factores decisivos en cuanto al resultado:
  • a) Necesitamos un veterinario experto, especialista en la materia y, sin ánimo de ofender, pocos existen por desgracia. Realizando una simple comparación entre medicina humana y veterinaria, estos últimos por norma común, son de forma análoga médicos de cabecera ejerciendo medicina general. Cierto es que recurrimos a especialistas para muchas de nuestras enfermedades, y éstos mismos echo a faltar en el mundo veterinario, así como titulaciones oficiales que lo acrediten.

  • b) Las radiografías deben de rozar la perfección, esto nos indica la necesidad de medios tecnológicos con un precio elevado (bastantes miles de euros o millones de las antiguas pesetas) y fuera de presupuesto o alcance a una gran mayoría de veterinarios (cuantas radiografías habrá que realizar para amortizar tal inversión…).

  • c) Es necesaria la anestesia general del ejemplar.
 Si nos ponemos a pensar en este tema, y continuando con la analogía de la medicina, cuantas pruebas nos deben realizar a nosotros mismos antes de una anestesia general?, y cuantas se realizan a nuestros perros?.
Ponemos nuestra vida en manos de un especialista como lo es el anestesista, y la de nuestros perros en manos de un veterinario sin titulación específica en anestesia canina?.
Todas estas preguntas me asaltan cuando por desgracia alguno de mis perros necesita estas medidas. En tal situación la conciencia responde por mi:
sólo anestesiar en caso de necesidad extrema, y sobre todo deben ser ejemplares jóvenes o adultos, jamás un cachorro a no ser de vida o muerte, y aún menos si su desarrollo óseo no está completado.
Por mi relación con el mundo canino he sido conocedor de bastantes casos en los que un ejemplar no ha despertado después de practicarle anestesia general, un aspecto poco comentado por parecer más cercano al animal, cuando la realidad es bien distinta, siendo más cercano para el que ha practicado esa anestesia.
Estas reflexiones son aplicables a cualquier raza, y como criador del Labrador Retriever deseo concretar:
El Labrador es una raza propensa a engordar con facilidad. Podréis comprobar bastantes ejemplares en exposiciones de belleza con sobrepeso. Esto no es despiste del criador, es moda relativamente reciente, desde hace seis o siete años aprox., por la necesidad de llenar las estructuras tan altas que se crían hoy en día.

Una reflexión al respecto no nos vendría mal: suponemos un macho adulto de Labrador que debe pesar entre 35-38 Kg, si alcanza 42 Kg de peso, tan sólo cinco quilitos más, supone un 13 por ciento de exceso, trasladando éste a una persona de 75 Kg, tendremos un sobrepeso de 10 Kg. Cualquiera podría afirmar que está un poco gordita dicha persona. Podemos intuir lo perjudicial que resulta para nuestras articulaciones, huesos, circulación arterial, etc….este sobrepeso.

Añadiendo el sobrepeso a ejercicios bruscos, excesivos o inconscientes de nuestros perros, es muy normal que aparezcan inflamaciones en articulaciones, desviaciones de displasia, cojeras intermitentes que pasan de una pata a otra, y un sinfín de síntomas que al final nos preocuparán.
El propietario de un Labrador Retriever conoce la motivación de éste por la comida. Es conocedor de tener un perro insaciable, además de gran deportista; y es imprescindible que lo tenga siempre presente.
Hay que tener en cuenta que con siete-ocho meses, casi habrá alcanzado su altura, a falta de desarrollo en caja, cráneo y musculación; además sus articulaciones no estarán completamente cerradas y resistentes hasta los 18 meses aprox; cualquier exceso de los relacionados y sobre todo, a esta temprana edad, será un factor muy importante para su salud y calidad de vida, y a buen seguro le pasará factura.

Los grados de Displasia A, B e incluso C de AVEPA, son completamente normales para que nuestro perro tenga una vida normal e incluso para una perra engendrar y criar. Es fácil que incluso tenga problemas de artritis a una avanzada edad antes de padecer displasia moderada o severa. Resulta necesario añadir que no debemos criar con grado C o superior por dos razones fundamentales: por el ejemplar y sobre todo por la raza.

Necesitamos evitar los sobrepesos en nuestros labradores, sobre todo de cachorros y jóvenes; e igual de necesario es una alimentación correcta en cuanto a nutrientes y composición de sus alimentos. Hay que tener en cuenta que cada perro tiene su propia medida en su ración diaria, y que además está íntimamente relacionada con su actividad.

Las cantidades indicadas en las presentaciones de alimentos caninos son las recomendadas para ejemplares de un determinado peso sin tener en cuenta su actividad física. Este es el factor determinante para ajustar la ración diaria. También es importante distinguir entre el invierno y el verano, con más calor su actividad baja, sus necesidades alimenticias y sus ganas de comer también; su ración diaria debe ir en consonancia con este factor.

No es mi deseo convencer a nadie de privar atención veterinaria a su perro, como es evidente, lógico y normal; aun así es aconsejable tener en cuenta lo indicado y sobre todo, centrarnos en las necesidades reales de nuestros perros.
Importante será preguntarnos a nosotros mismos antes de acudir al veterinario las motivaciones propias del uso sus servicios. E igual de importante es elegir el veterinario adecuado. Los hay especialistas en ciertas materias como ósea, ocular, digestiva, coronaria, etc…. Mi experiencia me ha llevado a utilizar de normal distintos veterinarios en función de las necesidades, por si a alguien le puede ayudar.

     V. Pérez. 
 *Artículo escrito para la web de forolabradores.  
  Muchas gracias Vicente.